La Leyenda Chabrés

No podía irme de Buenos Aires sin conocer a la leyenda Oscar Chabrés, uno de los pioneros y referentes absolutos en materia de coctelería en Argentina. Si sos bartender o proyecto de, no podés no conocer a este hombre. Y si te gusta beber bien, tampoco.

Materia pendiente era entonces acercarme a Chabrés (Marcelo T. De Alvear 554), algo más que un bar de tragos. Miércoles pasado, llegué pasadas las 7pm. Entré al pequeño y despojado recinto con la gran barra en forma de U – difícil de encontrar -, mientras sonaba Foo Fighters.

Estaban sentados de un lado 2 chicos y 1 chica. Al fondo izquierdo de la U, el hermano del Sr. Chabrés que desde allí todo lo observa y Oscar en el medio de la barra. Me senté enfrente de los chicos en una de las butacas giratorias de cuero verde y pie clavado al piso. Me saludó y al instante me pregunto si ya había venido anteriormente y le dije: «No, mi primera vez, vengo a conocer a la Institución«, se río y respondió: «Nooo, esos son todos cuentos«.

Tras comentarle un poco más de mí y el motivo de mi tardía y única visita (hasta nuevo aviso), le informé cuales eran mis tragos de cabecera y puso manos a la obra.

Mientras tanto, sin poner demasiada atención, escuchaba la conversación del trío de enfrente y observaba el bar en el cual los carteles predominan diciendo cosas tales como «En caso de accidente, deme cerveza«, al lado de la puerta más carteles de chapa – entre ellos uno me gustó particularmente -, muy para la ocasión, «El que trabaja no sabe hacer otra cosa«. Televisores empotrados en la pared, una pantalla gigante colgando frente a la venta, fotos antiguas, rustico ladrillo visto en las paredes, aire acondicionado y ventiladores de techo. Desde donde estaba podía ver la cocina, en la barra cuelgan las copas y pueden verse las heladeras plateadas, como también una pequeña fuente eléctrica en las alturas.

Oscar me preguntó si estaba bien un Bourbon como Jim Beam, asentí y al rato trajo a Bianca (En honor a su nieta), una de sus creaciones que según él aún está perfeccionando. Un espectáculo. Bourbon+Hespiridina+Martini Bianco+Pineral y cáscara de naranja. Me dijo «ya te traigo algo para picar» y volvió con una empanada al horno de jamón y queso, muy bien condimentada.

Al son de Adele en el Royal Albert Hall, seguimos conversando de bares, de barman’s, de Buenos Aires y etcéteras. Más que amena charla de la cual me llevo más de una enseñanza.

En un momento sólo me limité a escuchar la charla con el trío enfrente mío. La chica tenía mucha simpatía por Frank’s y, 878 no le cerraba tanto porque – según ella – su fuerte eran los tragos frutales y dulces y a ella no le gustaban así. (…) Tuve que morderme la lengua y dejar sólo en mi imaginación los pases karatecas voladores con los cuales hubiera cruzado la barra teniéndola a ella como objetivo.

Tras terminar con Bianca, pedí un poco de agua. En el ínterin me enteré en una mala noche cierra alrededor de las 3:30am, que un cliente le regaló el reloj de pared para – que dicho cliente – en sus visitas tuviera noción del tiempo y así evitar ser echado de su casa, que en este bar la música la elige la gente, que para sus 50 están planeando cortar la calle y filmar un documental de su vida con testimonios, entre otros, de Julián Díaz.

En algún momento cayeron 2 clientes más que bebieron una cerveza. Se retiró el trío dinámico – uno de ellos con un notable alto nivel de alcohol en sangre -, entró otra chica y yo fui por mi Old Fashioned.

Lo estaba pasando realmente bien con tanta charla, anécdotas y excelente bebida. Además, lo que hace que un bar tenga un plus y quiera volver: la atención brindada y recibida. 

Nuevamente me trajeron algo para picar, un par de empanadas más recién horneadas. Todo buen bebedor sabe que tiene que comer.

Oscar comenzó a buscar algo de música y se ganó una broma por parte de su hermano. Fui al baño. En eso que volvía a mi taburete me dice «Para vos» o algo similar, no recuerdo textualmente, y al instante reconocí los primeros acordes de A Kind Of Magic, dando comienzo al Greatest Hits II de QUEEN, la banda de mi vida. Qué gran detalle!

De a poco fui vaciando el vaso. Gracioso fue el comentario de Oscar quejándose que todos dicen que su bar es sólo un bar de hombres, cuando las dos personas sentadas en la barra éramos mujeres. Más tarde, se sentaron 2 señores más.

Todavía esa noche restaba despedirme de 878. Ya eran pasadas las 22hs. Ahí entendí el por qué del regalo del reloj.

Conversé unas palabras más con el hermano de Oscar y habiendo finalizado mi Old más unos tragos de soda, comencé a emprender la retirada, no sin antes recibir los buenos deseos de parte de los Chabrés. Cuando esté de visita, sin duda alguna, pasaré a saludarlos…

Braca

Old Fashioned de Chabrés
Old Fashioned de Chabrés
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