Acá estoy sentada en una de mis barras preferidas de Buenos Aires – sino la preferida – ya que este post, quería escribirlo in situ. Este lugar es especial, me conquistó o yo me enamoré… Es un lugar con el cual me he encariñado profundamente, por lo que no puedo dejar de compartirlo y a pesar de que es un speakeasy cada vez más deja de serlo (así se llamaba a los bares clandestinos en la época de la Ley Seca en Yankilandia que se transmitían de boca en boca o de boca en oídos) ya que con tantos galardones todo el mundo está enterándose donde está.
Este es un lugar que para entrar no necesitas contraseñas, ni membresías, simplemente saber donde está exactamente, ya que no hay carteles ni luces de neón (es más, la primera vez que vine me lo pasé de largo). Acá no hay cordones, ni filas, ni prioridades para estrellas VIP, ni hay guardias de seguridad que te tratan como se les canta cuando son el bar o boliche de turno. En este lugar hay un portero de traje – Gerar – que no te mira despectivamente, sino que, al contrario, amablemente con una sonrisa te abre la enorme puerta de madera y te dice: «Bienvenida».
Así es 878 (Thames 878). Recuerdo la primera vez que vine hace ya mas de un año, apenas entré – bastante temprano como me gusta venir – me encantó. Iluminación tenue, luces amarillas opacas y velas. Con una bola de boliche que no gira psicodélicamente. Diseño arquitectónico sobrio, techos altos, ladrillo a vista, machimbres de madera oscura, una chimenea frente a las mesas y sillones y la gran barra.
Una larga barra (con ganchitos debajo para colgar la cartera, el saco, whatever) detrás de la cual los alquimistas durante toda la noche despliegan su magia al combinar magistralmente las bebidas que gentilmente sirven. Ataviados de camisas, tiradores, chalecos. Todo el staff siempre está impecable, de fondo y forma como se dice en el ámbito legal, es decir, son impecables a la vista y en vista de la atención que brindan, tanto los cocineros que se pueden ver a través de un hueco al final de la barra, como los mozos y mozas que atienden las mesas.
Aquella primera vez me ubiqué también en la barra (lógicamente) y le dije a Elisa que no solía tomar tragos (por experiencia de pequeña en barras) y que no quería nada con hierbas, ni nada que venga de Brasil (cosas de fútbol, vió?) y que no me matara (con un trago muy fuerte) ya que venia sin comer. No recuerdo exactamente que me preparó pero si recuerdo que me gustó. Y después le dije a Gustavo lo mismo, solo que agregué que generalmente bebía solo cerveza y vino (lo que en aquel tiempo era así) y me dijo «Te gustaría algún trago con vino«, me sorprendió. Cuando me sirvió el trago borravino en una copa cocktail me dijo «Sino te gusta te lo cambio«. Me encantó. Jamás me habían dicho eso en una barra en mi vida. Eso es seguridad, confianza.
Pasó un tiempo hasta que volviera y cuando lo hice, Gustavo me saludo estrechándome la mano y recordaba lo que había tomado la vez anterior (Capo). Esta segunda vez ya iba con ganas de Dry Martini. Llegado el calor opté por Heineken tirada y me llamo la atención que aquí es tan rica como en los Países Bajos. Y a partir de ahí, ya nunca nada fue igual. Me volví adicta a este lugar, una semana que no vengo y comienzo a sentir síndrome de abstinencia.
Puedo venir sola y entretenerme con mis pensamientos mientras observo las cientos de botellas que reposan y a la vez son protagonistas en la barra, algunas parecen botellas de perfumes franceses en tamaño extra large.
Pausa. Me acabo de pedir un Old Fashioned preparado por Elisa. Exquisito y mas cítrico que de costumbre ya que lo quería mas fresco. Una genia.
Después de mi curso de barman claro que empecé a entender más y el Old Fashioned se transformó en uno de mis favoritos (y eso que yo odiaba el Whisky). Cada uno de los chicos me ha preparado su versión Gustavo, Javier, Badhir, Adriano, Germán, Marito… Todas exquisitas, todas. Aun falta la del dueño que me dijo una vez «y eso que todavía no probaste mi Old Fashioned«… Veremos.
Una noche, sentada en la barra, se sienta un chico y le dice a Badhir – después de los saludos correspondientes – «Estoy para un aperitivo, nada muy fuerte porque de acá me voy a comer y pasaba nomás«. Le preparó algo y el chico le dijo «Justo lo que necesitaba«. Esa misma noche, una pareja que esperaba una mesa, sin demasiadas precisiones le da algunas pistas de lo que podían tomar y al cabo de un rato le dicen «Qué bueno que está, es como que explota en la boca, cómo se llama?» y Badhir respondió «Mmm no sé enseguida te digo«… Eso es 878.
Otra vez, caí después de haber arrancado en casa con un Dry Martini, le digo a Adriano: «Vengo de un trago con Gin y me gustaría algo fresco«. Me preparó un Gimlet, siendo el primero en mi haber. Justo en la tecla. He tomado Pisco Sour, Rhum Fashioned, Dry Martini, Brandy Williams, etc. preparados la mayoría por él, parecen pequeñas pócimas, genialidades para mis sentidos.
878 es el bar Nº13 en la lista de Mejores 100 bares del mundo (World’s Best Bars), o sea, Nº 13… Del mundo. Buena ubicación para un bar del 3º Mundo, no? Y este año fue elegido por el publico de Guía Oleo como el Mejor Bar 2012, siendo ésta edición la primera vez que se vota esta categoría.
Son pocos los lugares en los que me animo a tomar tragos, pero en este me entrego. El equipo de barra es un equipo de profesionales. De la mano de su gerente, Maite Elorga y un gran entendido y co-creador Julián Díaz, apuntan a la excelencia y le dan en el blanco.
Acá no vengas buscando gancias batidos, daiquiris licuados o esos vinos carbonatados de colores que te parten la cabeza en un día de resaca. Acá hay una carta de 7 páginas, con mapas incluidos, cocktails clásicos y de autor, creados por estos artistas nocturnos de perfil bajo. También hay vinos, de los buenos y muchos. Bottle Service para los que vienen en grupo (o no) y de antemano saben que un vaso es poco. Y los bebedores de Whisky y Whiskeys a lo uruguayo (allá toman mucho mucho whisky) hay variedad como pocas veces vas a encontrar por estas latitudes, con decirte que un mapa de Escocia e Irlanda está dibujado en el menú.
Además la música es genial (si te gusta la buena música). De vez en cuando hay algún Dj invitado pero sino, en una misma noche puede sonar Credence, Elvis, The Temptations, Paul McCartney, Marvin, Nick Cave, Placebo, AC/DC, Metallica, Ramones, Pulp (Este miércoles los fui a ver, por Dios, que recital!), entre otros, hasta un revival ochentoso como fue una vez y nos divertimos con los chicos de la barra tirando cual tenia que sonar y mas de una vez le acertamos.
Dejando en el camino los baños – con ganchos estratégicos, muy presentables para el uso, salvo muy tarde culpa de las niñas, pero siempre hay papel – encontrás una gran puerta que lleva al otro salón, en el cual después de las 00 ó 1 se puede fumar, con mesas y sillas altas en el centro y también mesas y sillas pequeñas contra la pared. Decoración divina, mucho Juan que jamás deja de caminar y una barra tan grande como la primera.
878 es tanto para venir sola/o, como es la mayoría de mis veces (y acá ningun barman te va a mirar con cara rara por eso), o con amigos/as como también he venido, o para venir en pareja o en familia… Los rangos de edades que se observan van de 25 para arriba, y el doble también.
Muchas veces me siento como en el living de mi casa y después pienso para mi adentros: Gabriela esto es mejor, cuando en tus 19 mudanzas tuviste una barra así?!
Un detalle que le había comentado a Julián era el tema de la comida, que no me terminaba de cerrar, pero esta noche comprobé que estaba equivocada. Renovaron la carta y hoy probé de la mano de Magali Zanchi una Entrada Kebab de cerdo (tipo albóndigas en pinchos) con salsa barbacoa que estaban geniales y de Plato Principal Fussilli de Cecco con trucha horneada, alcaparras, rúcula y tomate, espectacular los trozos de trucha fresquísima, la pasta a punto y muy abundante, súper sabroso. Es más no recuerdo cuando fue la ultima vez que dejé un plato sin terminar por estar llena.
Dentro del menú hay Tapas como Burrata, Aceitunas, Queso Pepato, Vizcacha, Lengua, etc. y como Principales Sándwiches, Pesca del día, Cordero braseado, Ojo de bife y Postres que esta noche no probaré porque mi estómago tiene limite. Además hay infusiones y quesos. Y para los tempraneros la Hora Vermouth en bebidas, de 20 a 21. Ah! acá el menú puede comprarse.
Cada vez que vengo pienso que grossos (Sí, con doble s) los creadores Florencia Capella y Julián Díaz, tan jóvenes, lograron construir este lugar y mantenerlo – en una economía tan inconstante como es la nuestra – durante 8 largos años.
Claramente la calidad del servicio y la experiencia en si, guarda la relación con el precio. Convengamos, ¿Cuanto pagarías un trago preparado con bebidas y productos premium por un barman o barwoman con 10 o más años de experiencia internacional sin tener que tomarte un avión? Bueno, esa posibilidad encontré acá. Sumado a que es un lugar del que me cuesta irme o vengo pensando «Ok, me tomo un trago y me voy» y esa noche entré a las 20:30 pasadas y terminé yéndome a las 2:30 y pico teniendo que mudarme al día siguiente… Eso tiene este lugar, me atrapa.
Y si sos como yo, de tomar mucha cerveza nomas o con temor a innovar, acá los alquimistas te asesoran, si bancás mucho alcohol o no, si te gustan cosas más frescas, secas, fuertes o aromáticas o si sos alcohólico también, raro que no le acierten y el trago no te guste. Todo tailor made. Así es la filosofía, creo que es como una regla que he descubierto recientemente después de recapitular bastante: «Dueño copado, lugar copado«.
Pequeña y modesta recomendación si vivís en Bs. As. y todavía no viniste, tendrías que venir. Si no vivís acá, seas argentino o extranjero y estas pensando en viajar a Bs. As. tenés que venir a 878, si sos algo sibarita simplemente no podés no venir. Que se yo… Es como no sacarse la foto en el Obelisco, o en la Torre Eiffel, sí, así de ejemplificativa soy.
Ah! Y aceptan tarjetas sin mínimos, o sea… Estás sin efectivo como yo, la mayoría de las veces, el plástico siempre listo.
Cada vez que voy a otro lugar, me siento una novia enamorada que le está siendo infiel a su novio… Será que cuando encuentro un lugar donde me tratan bien y me siento cómoda no me hace falta ir a otro… Voy a extrañar mucho 878. La excelencia hecha bar: 5 Bracas.
Lleva abierto mas de 2000 noches porteñas (y contando), si venís, contame como te fue, lo ultimo que puedo decir – después de haber terminado mi trago y viendo con cual sigo – es que cuando vengas, espero que pases una noche tan genial – o geniales – como las que yo he pasado, noches de las cuales ya perdí la cuenta…
Braca