Continuación del Vol. I…
The Churchill Arms (119 Kensington Church Street, W8 7LN)
Una estimada cliente de The Devonshire me había mencionado este pub, por lo que un día de agosto me decidí a ir. Y valió la pena. Es muy distinto a todos los pubs que he conocido, con una atmósfera de rojiza iluminación muy tenue. El lugar estaba lleno. Hay mucha herencia irlandesa que se fusiona con la inglesa y sus monarquías. Basta con mirar hacia el techo para apreciar cada detalle.
Un dato que me llamó poderosamente la atención es la cocina: tailandesa. Trabaja independiente del bar, por lo que, para ordenar comida hay que ir al otro extremo de la barra, donde se paga o pedir mesa en el jardín trasero.
Algo común en muchos pubs, que luego de un rato de estar ahí lo noté es que, no hay música, por lo que solo se escucha el bullicio de las charlas y sonoras risas.
Los baños me encantaron, hay florecitas por todos lados… Y para llegar se atraviesa un pequeño pasillo completamente adornado con plantas y enredaderas.
Me pedí una Guinness y pintó el hambre. Ahí fue cuando me dieron el menú y descubrí que era Thai. Y debo decir, que todavía le tengo un poco de reserva a la comida asiática en general. Soy tan cobarde para lo picante que muchas veces opto por no probar, aunque ya me voy a animar a más… Creo.
En el menú (todos los platos a £7,50) aclaran con mariposas cuan picante es la comida, por lo que todo lo que tenía 1, 2 ó 3 mariposas directamente ni lo leí – a la palabra curry, le tengo pavor-. Finalmente, sin saber bien con que me iba a encontrar, pedí uno de los Noodle Dishes, el Rad Na con Prawns. Me dieron una mesa y el plato llegó enseguida. Muy rico y equilibrado.
Sin duda, un lugar para visitar si andan por Londres y para volver. 3½ Bracas para The Churchill.
Gaucho (89 Sloane Avenue, SW3 3DX)
Gaucho es una cadena de parrillas argentinas de alta gama. En esta locación, Galante, es su Cocktail Bar. Un domingo que estaba totalmente antojada de buena carne de vaca, me decidí a ir a la sucursal más cercana. Y lamentablemente, debo decir que me quedé con un sabor amargo.
El restaurante es muy elegante y chic. Te recibe una recepcionista, te acompañan a la mesa, etc. Antes de que se acercara la moza – Nadia, italiana -, me dediqué a observar un poco: asientos de cuero de vaca, enorme parrilla a la vista, una barra con cientos de botellas, mesas negras y vajilla brillantes, velas que ayudan al ambiente intimista, al igual que la música chill out.
Me acercaron el menú enseguida. Pedí una jarra (500cm3) de Malbec Domaine Vistalba y agua sin gas. Al rato volvió Nadia con una bandeja donde yacían crudos los distintos cortes de carne argentina. Debo decir que para personas que se impresionan fácilmente, puede ser un poco chocante. Recibí la explicación detallada de cada corte y pedí unos minutos más para decidir. En la charla surgió que yo era argentina y me comentaron que el Head Chef era otro argentino, Fernando Trocca.
En el ínterin me trajeron unos pancitas muy, muy ricos con manteca y salsa criolla, un condimento bien típico del asado. Para comer, me pedí un corte que a mí me encanta, Entraña Fina. Recuerdo que consulté como estaba preparada, ya que de la entraña me gusta esa capita crocante que tiene encima. Pero aquí no venía así, sino marinada en ajo ahumado, ají molido, perejil y aceite de oliva. Le agregué una Baby Gem Salad, lechuga y almendras tostadas con mayonesa a la vinagreta.
Llegó mi Entraña. Y aquí es donde me quedó el sabor amargo. Estaba tan contenta y tenia tanta ilusión de comer carne argentina y rememorar los asados en la casa de mis Viejos, que tal vez tenía las expectativas muy altas. La entraña estaba bien cocida, pero el marinado estaba pasado, literalmente, quemado, sabor que se trasladó a la carne, por lo cual, no pude disfrutarla como creí que iba a hacerlo. Una tristeza. La ensalada estaba muy rica.
El servicio fue excelente. Más tarde, se acercó a la mesa otro chico francés. Conversamos un poco y no pude decirle en la cara mi desilusión, simplemente dije que estaba todo muy bien. Seguí disfrutando del vino, pensando si tras una pausa, iba a hacer espacio para un postre y explotar.
Luego de un rato, encontré en el menú mi postre preferido, Cheesecake: Salted Dulce de Leche y Macadamia Chessecake. Me ofrecieron un vaso de Malamado y acepté. Riquísimo ambos. Tuve que hacer pausa en el medio del postre también. Estaba repleta.
La cuenta superó las 50 libras. Sí, no es barato y tal vez tuve mala suerte en esta ocasión. ¿Volveré? Ya veremos.
Il Calcio (241 Old Brompton Road, SW5 9HP)
Este lugar también lo tengo cerca y caí ahí una noche que no tenía ganas de cocinarme pero sí tenía mucho hambre. Il Calcio me encanta y no hace más que afirmar algo que estoy creyendo cada vez más: la cocina italiana debe ser una de las mejores del mundo… Y no lo digo nomás por mis raíces tanas, sino porque si la comparo con la más cercana, la inglesa, se destaca aún más.
El lugar no es muy grande, pero muy bien puesto, intimo, acogedor y plagado de fotos con famosos que frecuentan por allí. La atención de las mozas es excelente, amables, atentas sin ser invasivas.
Esa noche me pedí una copa de vino – tap water – y unos Fettuccine con Branzino e Asparagi (Pasta casera, róbalo/lubina, espárragos, tomates cherry, rúcula y caviar de salmón) que estaban buenísimos. Después de eso dudaba del postre, pero tienen un truco tentador, no te traen un menú…. Sino una bandeja con todos los postres disponibles. Muy pillos. De nuevo Cheesecake. Bomba.
La segunda vez que fuí, concidió con la hora de un almuerzo tardío y aproveché el Lunch Special de 3 pasos por 11,95 libras + bebida. Comí de entrada una Tartare di Salmone (sin palta/without avocado) con una decoración musical exquisita y de principal Stracetti di Carne con Rúcula y Parmesano. Manjar. De Postre, si mal no recuerdo era Pana Cotta, no la pude terminar.
Absolutamente recomendable, si andan por Earls Court, Il Calcio merece una visita. Merecidos 4½ Bracas!
Fait Maison (3 Stratford Road, W8 6RQ)
Casero (o Hecho en casa) o algo así es la traducción del nombre y eso es lo que literalmente hacen, así reza su slogan.
Este lugar, es el lugar para pedir un café como Dios manda – no un pub-, comer algo fresco o deleitarse con un té asiático y algún dulce.
Ameno y cordial, con sillones violetas que le dan un color vigoroso a la estadía. Pegado a The Devonshire Arms, es una linda opción para un trago caliente.
Jamie’s Italian (24-26 George St, OX1 2AE, Oxford)
Fin de semana del 12 de octubre me escapé por un par de días a Oxford. Quería salir de Londres por unas horas y armé un bolsito. Esa mañana fui a medirme uniforme al que sería mi nuevo trabajo y me tomé un tren. Hora y media después, estaba en esta bella ciudad.
Recién llegada, buscando una oficina de turismo para ver donde dormía esa noche, en una de las calles céntricas pasé por un lindo restaurante que rezaba Jamie’s… Me pregunté si tendría algo que ver con el famoso Jamie Oliver y seguí caminando.
Ya instalada en una modesta guest house, alrededor de las 7pm caminé nuevamente hacia el centro. Para los argentinos no, pero para los ingleses es hora de cena y dado que estaba con hambre. Fuí en busca de comida.
Recordé esté lugar y silbando bajito enfilé hacia allí. Entré, me recibieron las recepcionistas diciéndome que tenía media hora de espera. Sin apuro, pregunté si podía sentarme en la barra mientras aguardaba por un lugar.
Instalada en el Bar de Jamie´s, tras pedir un Old Fashioned a un resfriado bartender, le dije: «¿Puedo hacer una pregunta seguramente muy tonta?… Este Jamie’s tiene algo que ver con ÉL Jamie Oliver?»… Lukas (el bartender) me miró y me dijo: «¿Sabés exactamente donde estás?… Éste es el primer Jamie’s Italian que abrió. Viste, yo sabía que era una pregunta muy tonta! Tragame tierra y llévame al centro del núcleo planetario. Fue, recién, que tras darme vuelta y mirar, había un balde rojo de metal lleno de sus libros y hasta en la puerta decía Jamie Oliver. Imperdonable.
Tras conversar un rato con Lukas, mi mesa estaba lista y me llevaron al subsuelo. Enorme, doble salón con la cocina a la vista que trabaja incansable. Pared pintada de colores, mesas de maderas, sillas de metal, una antigua cafetera roja, estantes llenos de elementos y artilugios de cocina, una escalera caracol que mantiene al personal en forma y una atmósfera súper agradable.
El amplio menú, con entradas y principales, da la buena opción de convertir dichos principales en entradas, pudiendo pedir una porción más chica, por lo que me dije, «voy a probar dos» y…. La carta tienta.
Fue así que empecé con un Wild Rabbit Tagliolini: Ragú cocido lento con ajo y hierbas ragú, mascarpone y limón. En presentación no era despampanante, pero un poco para mi desilusión tenía mucha pimienta. O es así la receta, o se les fue la mano o yo soy muy cobarde para lo picante, pero no lo pude disfrutar como esperaba.
Si mal no recuero, para ese momento había terminado mi trago y pedí una copa de vino. Continúe por el principal con un Baked Shetland Salmon con Ricotta de Westcombe Dairy batida con limón, vegetales en bálsamico-asado y una sabrosa crujiente ensalada. Y qué dificil es escribir esto, pero otra vez me desilusioné. En presentación este plato vino más atractivo sin ser una abundante porción de salmón. El problema estuvo en que yo espera algo al horno y cuando hinqué el primer bocado de pescado estaba muy (pero muy) aceitoso, y no se si serán los aceites propios del animal, pero me cayó bastante pesado.
No obstante, seguí disfrutando de mi cena, el vino y lo que pasaba alrededor. Me tentaron con un postre y luego de un rato accedí a un Tiramisú (Trifle sabor a café con mascarpone de naranja y chocolate) que vino en una muy generosa porción, la cual terminé con impasse de por medio.
La cuenta llegó con un guiño en cuanto a las bebidas (Gracias Lukas). Finalizado el postre, subí a agradecer y saludar. Más allá de que no fue la experiencia culinaria que esperaba sin duda, voy a volver a alguno de los Jamie’s que andan dando vueltas.
The Northall (10A Northumberland Avenue, WC2N 5AE)
Pequeña anécdota gastronómica de mi cortos días como empleada en este lugar. The Northall es uno de los restaurantes y bares del – 5 estrellas – Corinthia Hotel. Mucho no puedo contar ya que, en su momento firmé un contrato con cláusulas de privacidad que, como abogada – y honrada – que soy, no pienso violar.
Simplemente, un día, como parte de Capacitación, tuvimos con mis compañeros, la oportunidad de vivir la experiencia de cenar en dicho restaurante. Yo trabajé en The Northall Bar, proveyendo de tragos tanto al restaurante, como al bar.
El lugar, en general todo el hotel, es impresionante y muy bello. Sin duda, merece una visita para recibir altos estándares de servicio y calidad con precios acordes.
Tuve opción de elegir entre el Risotto y la Hamburguesa de Carne. Siguiendo mi lema “afuera se come lo que no se come en casa”, opté por el Risotto (Risotto of Roast Butternut Squash and Red Wine Beenleigh Blue Cheese), que estaba muy bien, sin ser una cosa de locos. Saqué fotos de la Cumbrian Beef Burger, Char Grilled(Servida con opción de Jamón/Tocino curado en seco, Huevos de gallina o Queso de Lancashire Mrs Kirkham y Chips). Por los comentarios, está muy rica. Más les vale, por 15 libras.
Lo que me queda pendiente y sin duda lo voy a hacer, es probar las Ostras frescas y la Langosta, que en comparación con otros lugares, no está a precios tan descabellados y la experiencia puede llegar a ser mucho más satisfactoria. Sin duda alguna, volveré a saludar a mis ex-compañeros y a darme el gusto.
Actualización al 2/01/14. Hoy pasé a saludar a mis ex-compañeros, tal como mencioné anteriormente. Fue lindo volver a verlos y sentirme bienvenida. Degusté un Old Fashioned con Woodford Reserve – espléndido – y sin mucho hambre, pero con ganas de algo, por sugerencia de Janice pedí un Carpaccio de Bife con Parmesano y Coliflor. Liviano, sabroso, riquísimo. Recibí atención 5 estrellas. Así da gusto volver.
Sushi Shop (10-12 Old Brompton Road, SW7 3DL)
Pasé muchas veces por este lugar, antojada de sushi, un día, caminando por ahí agarré un folleto de la vereda. Estaba tan lindo que hasta fotos le saqué.
Luego de varios meses, y un intento fallido en el ínterin, finalmente, volví para despedir mis 30 años que tan bien me trataron.
Me senté en la única mesa de madera que hay, compartida por quién fue cayendo. De beber pedí una cerveza Asahi y mi elección para comer – y degustar por primera vez – fueron 5 piezas de Sashimi, 1 pieza de Eel, 1 pieza de Lox & Cream Cheese y 1 pieza de Ikura Tulip.
En líneas generales, las piezas son grandes, llenadoras, no regatean en tamaño. En cuanto a lo que esperaba… Creo que esperaba algo más espectacular, no puedo decir que estoy desilusionada, pero tampoco puedo decir que fue el mejor sushi que probé en mi vida.
Dudé si pedir alguna pieza más. Finalmente, fui por un postre, otra vez Cheesecake. Llegó en un santiamén. Sin ser una gran porción, estaba muy rico.
La cuenta fue 23,80 libras, autoregalo de pre-cumpleaños. Para un de vez en cuando, no está mal, pero seguiré buscando mi restaurante – de sushi – preferido. 3 Bracas para Sushi Shop.
Mon Plaisir (21 Monmouth Street, WC2H 9DD)
6 de noviembre, mi cumple, fui al teatro por primera vez desde que estoy en Londres a ver una obra que tenía pendiente hace tiempo: We Will Rock You. Previo a eso, claramente, a cenar!.
Con Adam, no estábamos muy seguros donde ir, ya que no es una zona que frecuentamos, por lo que propuse un juego: «el tercer lugar que veamos (sin contar pubs), entramos«.
Fue así como caímos en Mon Plaisir, un restaurante francés, que ofrece menúes pre-teatros muy convenientes en precio y que salen rápido para no llegar tarde a la función.
Como todo restaurante francés que conozco hasta hoy, toda la decoración hace referencia a este país, su gente, su cultura y sus símbolos.
Optamos por un Menú de 2 Pasos y una botella de Pinot Noir La Boussole, Vin de Pays d’Oc, Languedoc 2011. Muy bueno. Previo a la comida nos acercaron panes con manteca. Detalle.
Coincidimos en la elección de la entrada, Terrine de Campagne et sa Salade (Coarse Country Pate – Terrina de la región y ensalada, o algo así). Muy rico. Y de principal, Steak Minute Grille sauce au Poivre, Pommes Allumettes (Grilled Minute Steak with Pepper Sauce and Pommes Allumettes – Filete de un Minuto a la Parrilla con Salsa de Pimienta y Pommes Allumettes), o al menos, eso es lo que dice el menú, pero mi filete apareció con el jugo de la carne y unas hojitas verdes. (…)
Sin postres esta vez, pedimos la cuenta que incluía la propina opcional, por lo que redondeamos 30 libras cada uno. 3½ Bracas para Mon Plaisir, que por lugar, comida y servicio, amerita volver.
Y para cerrar con este popurrí de lugares, quiero mencionar un restaurante que está muy cerca de mi nuevo trabajo, en la calle Gloucester Road.
No saqué fotos por que fui en unos 40 minutos de break que tenía y no quería perder tiempo. Gratamente, me sorprendí al encontrar, primero, precios amigables (£6,95 = Plato + Bebida) y en segundo lugar, justo lo que quería comer para sumar energía para el resto del día: unos ricos Spaghetti Bolognese, bien italiano, con una salsa boloñesa en un punto ideal, sabrosa, con carne vacuna y no picante, ideal para mí. El lugar se llama Wildwood Restaurant & Bar (154-156 Gloucester Road, SW7 4TD).
Un lugar con decoración simple, mucha madera, ambiente amigable, comida que no se hace esperar y buen servicio. No me cabe la menor duda que estaré haciendo otra parada espontánea por allí.
Espero no haberlos aburrido mucho, se agradecen comentarios y más aún si han pasado por algún punto de este recorrido gastronómico, Salud!
Braca