Despidiéndonos en Cardon’a

Hace un par de sábados, después de mi ultima noche en Buenos Aires y tras un eterno viaje en transporte de larga distancia que tuvo tantas paradas como el 60 que te lleva al Tigre, llegué a La Docta, Córdoba Capital. Puntualmente Diego, el esposo de una de mis mejores amiga Florencia, estaba esperándome en la terminal. De allí enfilamos para La Bolsa. Tras ver a su sonriente niño Simón, darme un rápido baño y picar unos quesos con cerveza negra, fuimos a cenar. Una especie de cena despedida hasta nuevo encuentro…

Alta Gracia queda a sólo 6kms. de La Bolsa, es un lugar muy turístico con atracciones tales como una Estancia Jesuítica y la Casa Museo del Che Guevara. Pasamos por el Bajo y el Alto, allí estacionamos la nave y llegamos a Cardon’a (Sarmiento 310).

El lugar estaba casi lleno, pedimos mesa para 2 y nos ofrecieron una que estaba frente a la parrilla, más tarde si se desocupaba otra nos ofrecieron cambiarnos.

Un atento y simpático mozo – Matías – nos trajo las cartas, luego una panera y una especia de mayonesa para picar. Para comer, hay mayormente carnes (tal como el slogan lo anticipa), algunas pastas, entradas, postres, etc. Florencia esperaba un poco más de platos elaborados. Ella optó por el ojo de bife con salsa – hay varias salsas como champiñones, para acompañar los cortes de carne -, Matías le informó que  demoraría 25 minutos a partir de ese momento. Yo me tenté con la trucha a la parrilla – «Al limón?, preguntó Matías – y acompañamos con ensalada de rúcula, tomate y parmesano.

En cuanto al vino, optamos por un Álamos Malbec. Cuando lo trajo, lo noté muy muy ácido y amablemente Matías accedió al cambio, previo pedirle también un frappera para bajarle la temperatura a la próxima botella. Y para la sed, agua sin gas.

Antes de comenzar, pase por el baño. Grande, distinto de los habituales en cuanto a distribución y dimensiones, de limpieza regular.

La comida no demoró mucho, no contamos los 25 minutos de cocción del bife y si fue más o menos, ni lo notamos. La trucha estaba riquísima, con un color dorado de la parrilla perfecto. Flo quedó contenta con la cocción y, si mal no recuerdo creo que hasta no pudo terminar el plato.

Mientras charlábamos y no matábamos de risa – ya no recuerdo de que – Matías se nos acerco y comentó que había olvidado decirnos que había otra mesa para sentarnos, pero estábamos bien donde estábamos así que ahí nos quedamos.

En este momento, me encuentro sentada en el Buzz Bar de Pershing Square, frente a la Grand Central Station en New York, primera vez que piso esta ciudad y aluciné. Quería tomar una Samuel Adams, que según mi ex jefe es de las mejores cervezas que ha tomado, pero acá no tenían, así que opté por una Foster.Quiero terminar este post, antes de llegar a mi nuevo hogar.

Luego de terminar, comimos postre, algo con dulce de leche, no recuerdo exactamente que, pero en la cuenta total de $272 decía postre con dulce. «¿Habrá sido un panqueque?»

A Cardon’a le doy 3 Bracas. Si andan de paso por Alta Gracia es para tener en cuenta. Luego de abonar la cuenta que Flo no me dejó ni colaborar, nos retiramos siendo una de dos mesas que quedaban con gente en el lugar. Nada mal para una despedida…

 

Braca

 

 

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2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Me dio hambre! saludos.

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    1. Braca dice:

      Me alegra que así haya sido. Gracias por el comentario, Salud!

      Me gusta

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