Ultimo día de agosto de 2012, viernes, andaba en busca de tomar un Bloody Mary y había leído en Planeta Joy que uno de los mejores bartenders de Buenos Aires, Leo Speroni preparaba los mejores – valga la redundancia – de la ciudad. La información estaba desactualizada, ya que este muchacho ya no trabajaba en el lugar al cual me dirigía. Cosas que pasan, me enteré in situ.
La tarde/noche estaba muy linda, con una temperatura más que agradable, de esas que te permiten salir con un saquito o camisa y estas bien. Lo que ameritaba un lugar abierto, con patio, terraza o símil… Fue así como llegué a Olsen (Gorriti 5870), un jardín de cuentos de hadas escondido detrás de una arquitectónica pared de madera en la hormigonera Palermo.
Al entrar me encontré con un cuidado y hermoso vergel, con su caminito marcado, mucho verde, árboles, plantas, una cascadita y luces acordes, mesas bajas con cómodos sillones. Todo creaba un remanso, un ambiente para reposar, para olvidarte de todo y de todos.
Una pequeña fila de personas era atendida por la recepcionista, que estaba pegada a la puerta de la altísima pared vidriada que separa el prado del restaurante. Pasé de largo, salteando la espera ya que iba directo a sentarme en mi lugar preferido, la barra.
La estructura de este espacio es muy, muy singular. Techo altísimo, mesas varias, en el centro un hogar con tubo chimenea (muy alto también), sillones alrededor, un sofá donde cómodamente se encontraba una pareja, más mesas en un costado para dos y al frente la imponente cocina que apenas deja ver la labor de quienes allí se esconden.
Llama la atención una escalera interminable que lleva a los baños – que podrían estar mejor – y a más mesas ubicadas ahí en lo alto. No aptas para personas que sufren de vértigo. Este detalle me dio curiosidad, por lo que pregunté si contaban con baños para discapacitados, a lo que me respondieron que sí.
La barra revestida con pequeños cerámicos blancos es pequeña, con algunos taburetes altos, pero no es una barra para ir a sentarse un largo rato y comer cómodo (y menos si estando ahí te ponen una caja al lado para descargar vajilla). Se pueden ver perfectamente todas las etiquetas de las más de 40 botellas de vodka alojadas en la heladera/vitrina empotrada en la pared, observar como combinan las espirituosas los barmans y sin esfuerzo escuchar sus conversaciones. No vi mucha variedad en las restantes bebidas, por ej. whisky/eys pero la carta de tragos sin ser numerosa es interesante.
Dado que no iba a tomar Bloody Mary, me decidí por un Dill Martini que estaba genial. Bien equilibrado, fresco, aromático y atractivo a la vista con verdosos rastros rociados de eneldo.
La carta es exótica, es decir, es comida nórdica (Eso para mí es exótico, no creo que lo exótico provenga únicamente de Asia). Aún no anduve por Noruega y soy casi totalmente ignorante en esta cuestión pero si éste es un fiel ejemplo de lo que se come allá tengo que decir: qué bien que comen en Noruega! En el menú hay cosas como salmón ahumado, caviar, setas, ciervo, etc. o sea, si nunca probaste, está bueno animarse. La relación precio/exotismo es aceptable. Y aceptan tarjetas.
Me trajeron en una lúdica y simpática presentación 4 bagels, todos distintos, caseros, exquisitos, no me los comí a todos, pero si los probé a todos.
Me pedí una Entrada nomás, unas ostras rebozadas, tengo que admitir que no recuerdo el nombre completo del plato, pero si recuerdo perfectamente que la presentación estaba muy bien y estaban impecablemente ricas. Muy recomendable para probar y comer algo que – al menos yo – no como en casa.
La impresión que me quedó fue buena pero no es para salidores solitarios como yo. Es ideal para ir en pareja o en pareja con amigos en parejas. Tal vez, salida de amigos/as – que no necesariamente estén en parejas – pero en grupos reducidos y en alguna salida chic, para ir a algún lugar fuera de lo común. Se lleva 3 ½ Bracas.
La cuenta fue $101, el trago, la entrada de ostras + ambiente y ubicación. Para un gusto de vez en cuando está. Me gustaría volver y probar algo más del menú. Ah! A mis amigos en Madrid – tal como dice la página de la sucursal madrileña, website porteño no hay – los creadores han instalado un Olsen (Calle del Prado 15) allá, por lo que si van, no dejen de contarme que tal es aquella versión.
Si querés quedar bien con una chica/o está bueno… Además ahora que la primavera se está decidiendo a llegar, el jardín olsense tal vez te haga sentir en Noruega, pero con más calor.
Braca
Osea, un lugar como yo le digo…. excéntrico…. cuando vamos amiga? A mi novio lo voy a invitar y si te copas… vamos los tres !!! Excelente post !
Besosssssssss
July.-
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Querida July, es un lugar que, creo, te va a encantar! Organizamos y vamos juntas, yo de suegra.
Braca
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