2 de Mayo de 2012, después de unos agitados días – Queen’s Day incluido – en la bellísima Ámsterdam, salí a dar una vuelta, esperando que mi amiga salga del trabajo y luego encontrarnos. Es tan relajante caminar por allá.
Después de una avenida arbolada y siempre cercada de bicicletas, me topé sin querer con una apacible y linda esquina, con una pequeña plazoleta/rotonda y allí, un pintoresco restaurante francés, llamado Pastis (1e Constantijn Huygensstr 15). Me venía bárbaro, tenía hambre (como casi todo el tiempo).
No puedo dar demasiados detalles, ya que fue hace varios meses y aún no redactaba públicamente mis anécdotas… Pero recuerdo la amable y excelente atención de las chicas que a esa hora comandaban el lugar y el cuidado que daban a las plantas, las llamativas mesitas redondas de mármol, el cálido sol y la tranquilidad de las calles. Recuerdo también, que me ofrecieron un menú en inglés pero quería hacer el esfuerzo de recordar lo aprendido en mi primer nivel de dutch del curso intensivo de febrero, la exquisita Heineken tirada que pedí (como casi siempre en Ams) y el excelente y sabroso sándwich que comí: Geitenkaas met notenpesto, honing en rucola (Queso de cabra con nuez, pesto, miel y rúcula), no le erré, a pesar de mi holandés inicial. Lekker lekker, buenísimo, el notorio queso, pan crocante, bien condimentado y fresco, todos los ingredientes frescos.
No dejo de preguntarme nunca cómo preparan esos sándwiches para que estén tan buenos.
Ah! Recuerdo también que el baño era pequeño, lindo, limpio (como casi todo en la ciudad) y muy bien decorado, como si fuera parte de un hogar, no de un restó.
La comida costó alrededor de €6, más las pintas, cuyo precio no tengo en mi memoria en este momento.
Este lugar me encantó. 3½ Bracas para Pastis. Si vuelvo a pasar por ahí, seguramente trataré de robar algún tip y así acercarme, de una vez por todas, a esos sándwiches cuando intente prepararlos en casa.
Braca