Desde que me mudé a Londres, busco y trato de comer lo más parecido a un asado que puedo encontrar cuando ya no puedo más de la abstinencia. No es fácil, acá la mayoría de las parrillas son a gas, y los cortes de carne son muy distintos a los de las carnicerías argentinas. Es como siempre le digo a los ingleses, ‘nosotros, aparte del cuero, comemos toda la vaca‘. Y acá por razones de salubridad y supongo de costumbres, no es tan así. Es muy difícil encontrar entrañas, chinchulines, mollejas… De cualquier manera, sigo probando. Más abajo mis experiencias hasta el momento.
Un detalle a aclarar, no me voy a explayar en descripciones de los lugares, ya que la mayoría son muy sencillos, mesas y sillas de madera, fotos de Argentina y/o de íconos argentinos, etc. El foco de atención está en lo que se pone y sale de la parrilla.
The Pope’s Eye Steakhouse (108 Blythe Road, Kensington Olympia, W14 0HD)
El Ojo del Papa, como se traduce literalmente el nombre de este asador, en realidad no es una parrilla argentina, sino escocesa con más de veinte años en el rubro, recomendación de un caballero inglés habitué de uno de los pubs donde trabajé. Este lugar se enorgullece de vender solamente carne de vacas Aberdeen Angus provenientes del noroeste de Escocia, de no poner vegetales en tu plato aparte de papas fritas, ni salar la carne y mantiene como mantra que «son las cosas simples de la vida las que son las mejores«. Y en eso coincido.
Mi visita se remonta a enero 2016 pero tras haber chequeado, los precios de los cortes se mantienen igual. Sí, aunque Ud. no lo crea. La economía británica. Caí después de ir al cine, bastante tarde para la hora que se acostumbre a cenar acá. Pero, a pesar de la hora, estaba casi lleno, noche de jueves. Conseguí una mesa y recuerdo patente que la atención de la mesera fue excelente, tal vez por ello me quedé hasta el postre.
Me pedí un vaso de Rioja, un bife de chorizo (8 onzas/225grs) ‘medium rare‘/punto medio y la rematé con un Cheesecake y llegué rodando a casa.
La carne estaba cocida al punto pedido, muy sabrosa, sin sal, tal como lo dicen, y en vez de papas fritas, prefiero siempre acompañar con ensalada, que viene incluída, lo cual no es habitual. Y acompañado por diferentes salsas, mayonesa y ketchup. En el interín me pedí otro vaso de Rioja, pero pequeño.
3 ½ Bracas para The Pope’s Eye. La cuenta fue de £45.35 con servicio incluído. En general, muy bien el Ojo del Papa, lo que resta es que la parrilla es a gas y ahí se nota la diferencia. Es ahí, donde todas las magníficas recomendaciones caen al vacío (no de ternera), porque la persona de las que provenien no ha tenido la chance de probar un asado como el nuestro. Tal vez suene arrogante, pero los invito a demostrarme si estoy equivocada.
Santa María del Sur (129 Queenston, Battersea, SW8 3RH)
Ésta sí, es una parrilla argentina con todas las letras, desde el fundador nacido en La Plata, Alberto Abbate, pasando por la carne, el nombre, el vino, la música, el chimi churri, la parrilla…
Había pasado por ahí varias veces en bicicleta, hasta que un día después de haber rendido por primera vez un examen oficial de inglés, aunque estaba en épocas de vacas super flacas, me decidí a auto-agasajarme por el esfuerzo de tres días de estudio y tensión. Primero, llamé por teléfono, me atendió Juan (100% argento), pregunté si tenían parrilla a carbón o a gas, y por suerte, no sólo tienen parrilla a carbón, sino también a leña. Casi me largo a llorar de la emoción. No me acuerdo si reservé, pero a la tardecita temprano de un miércoles, tipo 7 de la tarde, agarré mi Raleigh modelo 86′ y enfilé para Battersea, el verdoso barrio en donde se encuentra Santa María.
Me atendió Juan, por suerte, todavía no estaba muy concurrido, pude elegir mesa y arranqué nomás con una de mis achuras preferidas, bien sanitas: Mollejas/Sweetbreads. Bomba estomacal pero, sabrosísimas. Como estaba con el presupuesto acotado, no me pude pedir una parrillada, además, a pesar de que puedo llevarme el paquetito, hubiera sido un exceso.
Para beber, me conformaba con un vinito promedio, pero Juan me ofreció un upgrade sin cobrarme la diferencia, y me recomendó un Abasto mendocino. Claramente, calidad superior. De principal, me pedí un Churrasco/Sirloin Steak, tirando a jugoso con una ensalada de rúcula y ajo. Exquisito. Muy, muy cercano, dentro de la lejanía de las pampas argentinas, a un asado propiamente dicho. Pero tengo que volver por una parrillada completa para dar un veredicto final.
La rematé con un Cheescake de Dulce de Leche. Menos mal que volvía en bici… Para ayudar a la digestión.
Juan, estuvo super atento, muy carismático, se encargó exclusivamente de agasajarme toda mi estadía en el restaurante. Se le pasó no cobrarme el upgrade del vino, pero bueno, lo perdonamos, después de todo los argentinos estamos muy lejos de ser perfectos. Debo admitir también que yo le dije que le iba a contar como me había ido con el examen, y al final, nunca lo hice. Mala mía. Quedamos a mano… Y un día, cuando volvía de la academia donde cursaba, me reconoció y me pasó al lado con su moto y me gritó: «¡Algo Sibarita!». Touché.
La cuenta, servicio incluído, fue £50.73. Por ahora, Santa María se lleva 4 Bracas, cuando vuelva por la parrillada, hago el update.
Son las 23:18 de un lunes 30 de abril bien intenso, siendo que prometí escribir un post por mes, voy a dividir éste en dos volúmenes para no faltar a mi promesa… Continuará.
Algo Sibarita
Pd.: en el examen, clavé mi nota habitual, un 7. Salud!