Potpourri Inglés Vol. III

¡Hola, tanto tiempo! Hace bastante que no escribo nada en mi blog y aunque sé que no le cambia la vida a nadie más a que mí, pido disculpas por ello. En los últimos meses he estado trabajando mucho. En marzo me transferí a otro pub de la cervecería/compañía en la que trabajo – Fuller, Smith & Turner P.L.C -, ascendiendo a un puesto de Assistant Manager, lo cual es un nuevo y lindo desafío que me lleva a nuevos cursos, más trainings, trabajar más horas, manejar un equipo de gente y también más responsabilidades, por lo que no he estado tan inspirada y con tanto tiempo para escribir.

A esto, debo sumarle el motivo principal que me trajo a Londres, mi pasión, la Música. Sigo con mis clases de canto, practicando en casa un poco de piano, dedicándole mi escaso tiempo libre. Justamente, el tiempo, eso que no podemos recuperar, se me está pasando volando y no sé si a ustedes les pasa lo mismo… Ya estamos casi terminando agosto!

Bueno, para no irme por las ramas, hoy siendo lunes, 22:30 en Londres, tras haber cenado y con una copa de la Terrase de La Garde Pessac-Léognan 2012, me he sentado a compartir con Uds. algunos lugares donde he estado comiendo lo que no como en casa.

Voy a agrupar este potpourri de lugares por país de origen… Tengo en el tintero Italia, España, Francia, Japón e Inglaterra. Empiezo por cercanía geográfica.

Kitchen W8 (11-13 Abingdon Road, W8 6AH)

Primer restaurante con una estrella Michelin que visito, mezcla de comida inglesa con alma francesa, así se definen en su página web. Fui con uno de los habitué de mi pub, locales/regulares cómo le llaman acá a los clientes que viven cerca y van todos los días a su pub de cabecera.

Me recibieron muy cordialmente. La decoración es minimalista, los baños amplios y limpios, el servicio sumamente atento, la atmósfera un poco chic y sin bullicio, muy iluminado.

Nos tocó mesa redonda, luego de pedir agua de la canilla – Tap water suena mejor – nos trajeron pan tostado, láminas crocantes y un mousse verde mezcla de aceite de oliva y – creo – espinaca y frijoles.

No estaba para comer carne roja y tomar un vino con demasiado cuerpo, por lo que, me incliné por uno liviano-light/medium bodied. La carta de vinos es amplísima y muy interesante. Guy prefirió consultar al Sommelier y concordamos en un norteamericano Pinot Noir Au Bon Climat Santa Maria Valley 2011 (£58). Al principio lo sentí bastante áspero, pero con final más suave y con los platos, combinó perfecto.

De entrada, Guy eligió el Scorched Cornish Mackerel with Smoked Eel, Seaweed Cream, Citrus, Peanuts and Samphire (£12) algo así como Caballa con anguila ahumada, crema de algas marinas, cacahuates, cítricos e hinojo marino y yo elegí Truffled Veal Tartare with English Broad Beans, Citrus Crumbs, Girolles and Pea Shoots (£13), algo así como Tartare de ternera con trufas, judías inglesas, migas citrícas, hongos y brotes de guisantes. Los dos, con artesanal presentación, estaban riquísimos. Las entradas son pequeñas, pero acá en general, todo es pequeño.

De plato principal, Guy optó por el Breast of Dombes Duck with Apricot, Spiced Carrot, Bulgur Wheat, Girolles and Livers (£27,75), traducido muy literalmente como Pechuga de pato con albaricoque, zanahorias especiadas, trigo Bulgur, hongos e hígados. Yo opté por Salmón, lamentablemente la descripción completa no está publicada en la página, por lo que me voy a limitar a lo que recuerdo como un Fillet de salmon, puré e hinojos marinos con una crema a la pimienta. Ojalá pudiera ser más descriptiva e inventiva pero no puedo. Perdón. Todo estaba en su punto de cocción, pero para ser sincera, no me deslumbró.

Un poco presionada, pedí postre. Guy elegió el Blackcurrant and Yogurth Sorbet with Warm Lemon Beignets (£5.95)/ Sorbete de grosella negra y yogur con Beignets calientes de limón. Probé un poco de las beignets y me hizo recordar a una versión pequeña de una dona rellena con crema al limón, que estaba muy rica! Por mi parte, sin ninguna opción que me tentara demasiado elegí algo que tampoco está en el menú de la página, pero recuerdo que el mozo francés describió con tres tipos de frutillas, una de ellas, frescas. Estaba bien, escaso, pero bien.

Como habrán apreciado, Kitchen W8, no es para todos los días, salvo que cuenten con el presupuesto para ello. Esta vez, aunque insistí en compartir los gastos, fui invitada, por lo que no puedo decir a cuanto ascendió el total de la cuenta. Salvando que las porciones son acordes al estilo de restaurante, no me queda nada que objetar. El chef sabe lo que hace. 4 Bracas!

Sigo mi recorrido culinario en Londres, ahora, por Francia. Aquí tengo una buena y una mala. Empiezo por la segunda.

Chez Patrick (7 Stratford Road, W8 6RF)

Este lugar lo tengo visto hace mucho tiempo, ya que está ubicado en la esquina del primer pub en el que trabajé en Londres. Siempre me intrigó conocerlo. Alguna vez hace tiempo leí el menú y los precios no son amigables. No obstante, hace unos días pasaba por ahí a la hora de la cena y decidí sacarme la duda.

Afuera estaba fumando quién yo pensé, era un mozo. Entré, él entró detrás mío y me dió una mesa. Claramente francés, amplia sonrisa y una amabilidad, que no puede describir como forzada porque caería en juzgar sin conocer, sin embargo no la sentí genuina, seguramente me equivoque, pero esa fue mi impresión. Esta persona, resultó ser más que un mozo.  Tras entrar en la página web hace instantes -, descubrí que es Patrick Tako, el dueño del restaurante.

Me dio la sensación, por la estructura que tiempo atrás debió ser una casa y la convirtieron en restaurante. Al dirigirme al baño, subí una escalera, muy típica de las edificaciones londinenses, dando paso a varias puertas, de lo que habrán sido habitaciones y tal vez aún lo son. El toilette, espacioso y bien mantenido. La decoración consta de algunos cuadros con fotos y pinturas, blancas paredes con fuerte presencia de azul eléctrico, esta combinación me recordó a las casas griegas.

Vinos por copa, sólo tienen dos opciones, Le Lesc Vin de Pays Du Gers y Syrah grenache Saint-Cirice, no estaba para un vino con tanto cuerpo, así que opté por el blanco. 

Me gustó el detalle del menú con esta leyenda: «Se suministra diariamente. Sólo utilizamos los peces capturados en el medio silvestre. No utilizamos los peces de piscifactoría«. Por lo que, me terminé de convencer y de entrada, pedí Ostras y de principal el Monkfish/Rape/Queue de Lotte entière grillado acompañado de papas y espinaca, como todas las demás opciones. 

Rápidamente me proporcionaron una canastita con pan y manteca, el vino y pedí agua (de la canilla). Las frescas ostras no tardaron en llegar. Luego de acabar el plato y limpiar mi mesa, Patrick abrió un sobre que habían dejado con una toallita de limpieza y la dejo sobre el plato.

Tras esperar un rato, llego el principal y aquí mi desilusión. La presentación del plato, nada especial ni atrayente. El pescado carecía de sabor, puede ser algo propio de la variedad en sí, como sucede con el bacalao, pero la salsa que flotaba alrededor tampoco le aportaba nada y lo peor fue que el grillado ya pasó a ser quemado y ese sabor no era nada agradable. Patrick se acercó a preguntarme como estaba todo y percibió por mi cara que no del todo bien. No pude evitar mencionarle este detalle y en primer lugar espetó que el pescado era preparado a la parrilla. Ante esa contestación, me mordí la lengua y no le dije que sabía lo que significaba a la parrilla – más aún proviniendo de Argentina – pero si se te va la mano con las brasas o el gas el resultado no va a ser el mejor. Pero, me reservé y a pesar de que me ofreció dos veces cambiar el plato, todavía no me contagio de los ingleses y le dije que igual lo iba a comer, sin mencionar que no lo disfruté.

En algún otro lugar tal vez – por ej. mi pub -, me hubieran descontado el plato de la cuenta, aquí no, después de todo, yo no opté por cambiarlo. Pedí la misma, a la cual le suman un «discrecional opcional 15% de servicio de mesa«, desde mi punto de vista, excesivo, ya que el habitual es de 12,5% y sólo algunos lugares lo adicionan. Sin ir más lejos, el hotel 6 estrellas donde trabajé adiciona éste último y el servicio es superlativo. El total fue £41,80, una relación precio y calidad que no amerita – personalmente – una nueva visita. 2½ Bracas!

Monsieur K (306 Earls Court Road, SW5 9BA)

Una experiencia más agradable fue la visita a este minimalista y menos pretencioso restaurante francés que no lleva abierto mucho tiempo en Earls Court RoadMonsieur K tiene dos cortinas de terciopelo rojo oscuro en la entrada, pequeñas mesas cuadradas en dos filas que terminan en la pequeña barra y de fondo se escuchan sólo clásicos franceses.

Mi primer visita fue un domingo de julio alrededor de las 7 de la tarde. Sólo había una mesa ocupada y una francesa sumamente amable me dejó elegir donde sentarme y opté por una cerca de la ventana a la calle. Esa vez el menú de dos platos estaba a £15, ahora está a £19 y también adicionan servicio de mesa pero de 12,5%, lo normal.

Para beber, fui por un Cabernet Sauvignon. De comer, empecé probando algo que nunca había comido: ¡Rana!, Cuisses de grenouilles à l’ail, au persil et au beurre/Pierna de ranas con ajo, perejil y salsa de mantecaexquisitas, una carne blanca, tierna y fibrosa a la vez, tal vez un poco menos de manteca las hubieran alivianado, pero ¿Qué sería de la cocina francesa sin manteca?.

Continué con Entrecôte beurre maitre d’hotel, frites et salade/Ojo de bife con hierbas y manteca de ajo, papas fritas y ensalada. Lo pedí jugoso/medium rare pero de nuevo la manteca me empalagó un poco y la calidad de la carne, debo decir, no era la mejor.

La relación precio/calidad en este caso no me parece exorbitante, 2 vasos grandes de vino+2 platos costaron servicio incluido £30,38, lo que sin ser barato, es razonable para el área.

Hubo una segunda visita, otro domingo, donde ya era más de noche y por suerte Monsieur K. cierra más tarde que el resto de los restaurantes. Estacioné mi bicicleta y repetí en la mesa de la primera vez. Había más de un par de mesas ocupadas, ya no era la única esa noche.

El camarero era un señor muy amable también y francés, obviamente. En esta ocasión el menú ya había aumentado de precio. Pedí algo que me encanta, Feuilleté de saint jacques et sa fondue de légumes/Vieiras en hojaldre con zanahorias y puerro. Sin una presentación descomunal, estaban deliciosas, por supuesto con manteca. Luego seguí con Pato confitado, del cual no tengo foto porque la batería de mi celular murió. Vaso de tinto, de nuevo, pero pequeño.

La cuenta, con un extra de de £2 por las vieiras fue de £27,56. No dudaría en volver, 3½ Bracas!

Seguimos el recorrido por la Madre Patria… Y aunque sigo pensando que las tapas en Londres son más pequeñas que en España, me tenté en probar un nuevo lugar y corroborar – una vez más -, mi teoría.

Tapas Revolution (The Balcony, Westfield, Shepherd’s Bush, W12 7SL)

No soy una persona que disfrute hacer shopping. Ir a recorrer locales, buscar y no encontrar alguna prenda simple que necesito comprar, medirme, sacarme, repetir una y otra vez, lo detesto. Pero, de vez en cuando me toca y en mayo visité por primera vez Westfield London, un enorme centro comercial en Shepherd’s Bush. Sin duda, la mejor parte del infructuoso recorrido fue sentarme a comer.

Así terminé en una isla donde está situado Tapas Revolution, ofreciendo con este pintoresco nombre, tradicional comida española. Arranqué con una Estrella Galicia y Pulpo a la Gallega.

Todo el personal es español y me entretuve mirando y aprendiendo como el Manager (o Encargado en ese momento) le enseñaba a los empleados a cortar rebanadas de jamón ibérico. Como diría mi Papá «No es moco de pavo» o como diría mi Mamá, «es más maña que fuerza«; a juzgar por lo que veía implica toda una técnica desde como agarrar el afiladísimo cuchillo, la dirección en que se corta, la presión que se ejerce desde el hombro, encontrar el hueso y demás, sin duda, es una tarea de mucha práctica para desarrollar dicha destreza transmitida por centurias. Escuchando los comentarios de los chicos, recuerdo que uno dijo, «en mi casa, el jamón lo corta mi Padre«, lo que me hizo compararlo con la habilidad de quién hace el asado en las casas argentinas.

El Pulpo llegó pronto, acompañado con unas pequeñas láminas de dicho jamón de cortesía. Luego pedí una segunda tapa, Arroz negro con camarones y calamares servido con alioli, muy bueno también, con el arroz a punto. En algún momento pedí una segunda Estrella. Y como estaba relajada sin ningún apuro, en el menú leí Arroz con Leche y casi lloro de la emoción! No me pude contener y lo pedí de postre. No era la misma receta a la que estoy acostumbrada ya que viene cubierto con un arroz inflado caramelizado y mucha canela, tal vez, demasiada para mi gusto. Igual me lo comí todo. Panza llena, corazón contento. 

La atención fue muy cordial y siempre surgen charlas entre argentinos y españoles. Existe esa clase de conexión como hay con los primos que no vez hace tiempo…

La cuenta fue de £26,33. Dejo a merced de su análisis la relación precio/cantidad. Por mi parte, le doy 3½ Bracas!

La cuarta escala de este viaje es Italia. E Italia, es casi infalible.

Rocco London (254-260 Old Brompton Road, SW5 9HR)

Muy cerca de casa, otra cuenta que tenía pendiente que saldé en marzo, después de volver al barrio. Con decoración simple, música italiana de fondo, baños decentes con toallas de papel y de algodón, cordial atención, vale una visita. Las porciones son abundantes – característica italiana -, pero debo admitir que los precios, son un poquito elevados haciendo una apreciación en general de la comida.

De entrada, pedí Carpaccio di polipo con concasse’ di zucchine e carote/Carpaccio de pulpo con concassè de zucchini y zanahorias. Abundante y sabroso. De principal, sin sorpresas, una Lasagna dello Chef/Lasagna del Chef. Correcta.

Todo esto lo acompañé con dos vasos de Chianti Colli Fiorentini 2010 de la bella Toscana. Podría hacer el esfuerzo de tomar una botella, si fuera necesario.

Sin espacio para postre, pedí la cuenta, que con servicio incluido ascendió a £45. Me cobraron la canasta de pan, que no pedí, me la acercó la camarera y pensé que era parte del servicio, lo mejor de ello fueron los grisines. 3 Bracas!

En mayo, repetí Arcadia, que no defrauda. Pero para no aburrirlos, sólo les dejo unas imágenes…

Il Portico (277 Kensington High Street, W8 6NA)

Uno de mis nuevos favoritos. A dos cuadras de mi pub, no podía dejar de conocerlo. Tuve un primer intento fallido, en el que entré y me dijeron que estaban completos, por lo que esa noche terminé nuevamente, después de mucho tiempo, en Arcadia.

El segundo intento, fue mi segunda cena con Guy. Día libre, estaba tomando algo en mi pub y tenía hambre, como de costumbre. Se acercaba la hora de la cena. Por lo cual, llamé para reservar y luego de terminar nuestras respectivas pintas de cerveza, encaramos para Il Portico.

De decoración austera, pero elegante, con dos filas de mesas enfrentadas, de dimensiones pequeñas logra una atmósfera vívida e íntima a la vez. Es uno de esos lugares donde tenés que mover la mesa para sentarte y si no tomás las precauciones, tal vez arrastres el mantel de la mesa contigua. Cálida atención, baños presentables que permiten dar un vistazo a la cocina que se encuentra en el subsuelo, y siendo que no es barato, la comida vale cada libra.

Guy pidió un vino tinto que no estaba en stock, por lo que, seguimos la sugerencia del mozo, con un Tanca Farrà Alghero D.O.C. Sella & Mosca, complejo y robusto. Gran sugerencia. 

Lamentablemente en la página no publican el plato que comí de entrada, pero era un glorioso Mousse de espárragos con crema, de una suavidad y combinación de sabores extraordinaria. Hasta el momento mi preferido de todos los platos que probé aquí.

De principalSaltimbocca alla Romana/Escalopes de ternera con láminas de prosciutto y salvia y salsa de vino blanco y pedí acompañarlo con una porción de espinacas, que agradablemente era muy abundante. Los escalopes, como decimos los argentinos, «!Era una manteca»!.

Pecando de gula, pedí postre, un dignisimo Tiramisú. Y salí rodando cuesta abajo. Esta vez fui invitada por lo que desconozco el valor final de la cuenta.

Volví para un rápido almuerzo, el pasado 30 de julio. Me entretuve charlando con Pepe, español radicado en Londres hace más de 15 años. Esta vez comí unos Tortellonis rellenos de ricota con jamón, que con el pan de cortesía fue suficiente. Acompañé con un vaso de un suave Salice Salentino Riserva, Luccetti, Puglia. ¡Ojalá pudiera almorzar así todos los días!. La cuenta fue de £24,75, servicio incluido. 4½ Bracas!

Hare & Tortoise (373 High Street Kensington, W14 8QZ)

La última parada es Japón. Seré breve, primero porque ya me excedí escribiendo y dudo que lleguen al final de este post. Segundo, porque este lugar es de los que bauticé, servicio express. Es parte de una cadena, por lo que lo importante es la cantidad de comensales. El servicio es educado pero impersonal, sólo toman la orden, sirven la comida, y si no te apetece nada más ya tienen la cuenta en la mano. A pesar de estas falencias, la comida no está nada mal y los precios son amigables, lo cual lo convierte en una opción válida.

Siendo que todavía no encontré un restaurante de comida japonesa que me deslumbre, con recomendación de colegas de trabajo, andaba por ahí cerca y entré.

Me ubicaron en una mesa que daba justo a la calle, así que genial, tenía buena visual. El menú consta de numerosas opciones, desde sushi, pasando por ensaladas, comida para llevar y noodles.

Empecé con un vaso de Sauvignon Blanc y agua (de la canilla). Después de varias leídas al menú elegí el Chirashi Don/Rebanadas de pescado crudo mixto – salmón, atún, tako, ebi, atún blanco, ikura, anguila, omelette decorado con cangrejo y guarnición de encurtidos japoneses, jengibre y algas con arroz de sushi. De colorida y atractiva presentación, el pescado fresco y sabroso. Mi preferido, el atún blanco.

La segunda opción, como para llenarme un poquito más fue una porción de Maguro Tataki/Filetes de atún a la plancha envueltos en nori picado y sésamo con un aderezo liviano de shoyu japonés. Me dió la impresión que se habían olvidado de este pedido, porque el chico casi vino corriendo a mi mesa, sin que haya pasado tanto tiempo desde que habían retirado mi primer plato. Nada especial, tendría que haber pedido una segunda vuelta de atún blanco.

La cuenta con servicio incluido fue £26,30. Recomendado para antojo de comida japonesa sin expectativas de una completa experiencia culinaria. 3½ Bracas!.

Ya siendo martes, 22:20 de Londres, si todavía están ahí, gracias por leerme y si tienen ganas de comentarme algo no lo duden, por favor, así no siento que solo escribo para mí, Salud!

Braca

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