Un lugar que siempre me llamó la atención cada vez que pasaba por la vereda era éste, Maxelâ (84 Old Brompton Rd, SW7 3LQ). Esto se debía a que en la vidriera cuelgan medias reces cual frigorífico en pleno acopio y un sillón rojo que descansa sobre la acera. No sé a Uds. pero a mi me causaba curiosidad y tras pispear una vez de reojo descubrí que – también – era un restaurante. Otra sorpresa, un restaurante italiano en donde la pasta no es la protagonista, sino la carne.
Pues sí, Maxelâ es un restaurante/carnicería italiana con una estrecha entrada donde nos recibieron los carniceros con un cálido ¡Buonasera!. Estaban ubicados detrás del mostrador que exhibe la mercadería vacuna y encima de éste unas regias tablas con una de las starters. Automáticamente me tentaron con eso.
Del lado derecho un piano vertical al descubierto da la bienvenida, al menos para mí, una pianista en nivel principiante. Nos ubicaron en una mesa en el salón contiguo el cual también desconocía, ya que desde la calle no alcanza a verse. La pared más grande consta de un enorme dibujo en tiza de los cortes vacunos con sus respectivos nombres en italiano y una frase que reza “Busqué por poesía en varios lugares; la encontré casi siempre donde menos esperaba”. En otras paredes, hay más información vacuna desde su origen a formas de cocción y pinturas a la venta.
El servicio fue un punto de bajo rendimiento. A pesar de que el personal es muy numeroso, tardaron varios minutos en acercarnos las cartas y la mayor parte del tiempo fuimos atendidos por la hostess/anfitriona del lugar en lugar de los camareros. Para citar un ejemplo, después de pedir el vino – Negroamaro Salento – cuando estábamos listos para ordenar, hicimos las correspondientes señas y uno de los mozos le avisa a otro, éste le respondió algo en italiano y ni se movió… No entendí por qué y al rato se acercó de nuevo la hostess para tomar la orden.
El menú tiene opciones de cortes completos de carne que se cobran por peso, me pareció una alternativa original, pero cuando le preguntamos a la hostess cual era el peso mínimo nos dijo “900 gramos”, lo cual me disuadió de esas alternativas. No me arriesgué a que el nivel de la carne sea inversamente proporcional al precio exhibido.
En medio de esta intermitente desprolijidad ordenamos la entrada, una tabla con una espectacular selección de Italian Cured Meats/Embutidos Italianos, Carpaccio de Carne, Steaks Tartare y Queso. Este plato no tuvo desperdicio. Tal vez volvería sólo por esa picada.
De principal, fuimos por Le Tagliate di Fassone, algo así como El Corte de Fassone, la variedad proveniente de la region noroeste de Italia, Piemonte. Adam eligió la Tagliata con Gorgonzola e Noci/El Corte con Gorgonzola (Tipo de Queso Azul) y Nueces. Por mi parte, opté por la Tagliata Rocket & Salted Ricotta/Corte con Rúcula y Ricota Salada, la cual tuve que devolver porque se olvidaron de ponerle el queso rallado. Acompañamos con una Ensalada de Hojas Verdes y Tomates Cherrys. La presentación no descolló y en cuanto a sabor, no puedo decir que haya superado mis expectativas, debo admitir que tal vez, me ví influenciada negativamente por el poco cuidado con el que nos atendieron.
Los baños, están en el subsuelo donde hay otro salón, en el cual transcurría una fiesta privada. Nada del otro mundo. Pequeño.
Ya que hay Tiramisú, pedimos uno de postre, de gula nomás porque la verdad, ya había comido bastante. Estuvo bien, “con gusto a poco” como diría mi Papá, ya que la porción no era muy generosa.
No tienen Lemoncello… Raro, en restaurante italiano, muy raro. Pedimos la cuenta, esta vez fui invitada por lo que desconozco a cuanto ascendió.
Maxelâ, se queda con 3 Bracas, más que nada por la entrada, lo demás sólo me dirigió a la salida.
Braca