Hoy llevo 3 semanas y 2 días viviendo – muy feliz – en Londres. Si mal no recuerdo, hoy fue el segundo día en el que cayó una leve garúa y sea ese u otro factor, el restaurante en el que estoy trabajando – en la barra – estuvo tranquilo esta noche, por lo que salí más temprano que de costumbre y quería aprovechar estas horas para ponerme un poco al día con aquellas personas que me regalan sus minutos leyendo Algo Sibarita.
Tras un no muy exitoso y frío paso – de un mes y días – por Dublín me quedaron lindos recuerdos de algunos lugares que visité. Uno de ellos reiteradas veces, ya que la atmósfera era sumamente cálida, familiar – demasiado por momentos con un montón de críos dando vueltas -, con Wifi y de los mejores cappucinos que he probado.
itsa… (3 The Triangle, Ranelagh, Dublín 6) me quedaba relativamente cerca de mi casa temporal. Es básicamente un café, abierto hasta las 18hs – es todo un tema los horarios en Dublín, más siendo que yo estoy acostumbrada a los siempreabiertos lugares de Buenos Aires -, donde se encuentran ricas cosas dulces, brownies, tortas, masitas, pero también opciones para un brunch – los bagels son la especialidad -, el almuerzo o una cena (de hábitos locales).
Otra cosa a destacar de este lugar súper colorido con pequeñas mesas blancas y negras adornadas con plantas y frascos con cubitos de azúcar blanca y morena, enredaderas de murales, sillas que adornan las paredes, sillones amurados, es la atención de los chicos del otro lado del mostrador. Desconozco si todos eran irlandeses, pero siempre atendían con una sonrisa y una amabilidad que invitaba a volver. Todo se pide ahí y vos te lo llevas a la mesa. Si la comida lleva unos minutos, cuando está lista, te llaman mencionando en voz alta el plato o el número en el ticket…
La primera vez que fui me tomé un cappuccino bello en sabor e imagen, suave espuma y una hoja casi dibujada en ella. Me tenté con una cookie de chocolate doble. Una bomba. Esa misma tarde, luego de un largo rato, me tomé otro cappuccino que me acercó uno de los chicos (coloradito, alto y morrudo). Luego pasó y me regaló una cookie de cereales. Qué dulce!
Por supuesto visité el baño, en el primer piso, de dimensiones reducidas, pero impecable.
Otro día, creo que era un domingo y sin ganas de cocinar, urgida de conectarme a la red, tomé otro cappuccino (dibujado también) y lo acompañe con un bagel con lechuga, tomate, jamón crudo aderezado con una suave mayonesa que era una gloria. Bien fresco, sabroso y de buenas proporciones.
Aquí, también te dan una tarjeta con casilleros y a medida que consumís 10 cafés y/o 10 comidas, te llevas uno7a gratis. Buena onda, ya que en general, comer y beber en Dublín no es barato. itsa… se lleva 3½ Bracas.
Otro lugar que visité antes de itsa…, con Wifi (era fundamental para mí en esos días) y cálida atención, ubicado en el centro de Dublín fue Harry’s (22 Dawson Street). Donde, paradójicamente – siendo Dublín – no hay cervezas, es un bar de vinos.
Llegué por la tarde, alrededor de las 16hs. Tras ubicarme, pasé al baño, que en decoración no tiene nada que ver con el restaurante. Se bajan unas escaleras de madera, pasillo, baño, impecable también, por suerte!
Me tomé un Irish Coffee. No estaba para vino. Más tarde, otra vez, me tenté. Esta vez pedí un postre, más que nada, porque no estaba para cenar a las 18hs (Nunca pude acostumbrarme a comer tan temprano) y porque seguía sin ganas de tomar vino. Comí una especia de brownie con base de masa y nueces y una bocha de helado encima. Bomba atómica. Genial para los dulceros y las inclemencias climáticas de la ciudad.
En otro de mis domingos, ya casi los últimos por la capital irlandesa, caminando por el barrio encontré un irish pub de los típicos, llamado Smyth’s of Ranelagh (75 – 77 Ranelagh Village , Dublín 6) muy concurrido – con Wifi, obviamente – donde me pedí una Guinness en la barra. Luego de navegar un rato por la web, mirar por momentos un partido del Atlético Madrid que transmitían en los LCD – y hasta emocionarme por ver al Cholo Simeone y a Radamel Falcao haciendo un gol, me decidí a cenar ahí. Después de todo, había tenido la suerte de encontrarme 20 euros volviendo a casa la noche anterior, por qué no invertirlos en comida?
Dentro del menú la opción que más me apeteció para ese momento fue la Homemade Beef Lasagna (Lasagna casera de carne) que – para mi sorpresa – venía acompañada de ensalada y papas fritas. «Elegí» la única opción de vino tinto que había por copa, un Cabernet Sauvignon de Portugal. Como verán, mucha variedad en la gastronomía irlandesa.
Esa noche, conversaba con mi Mamá y mi Papá vía Skype, o al menos trataba ya que había un bullicio importante y antes de finalizar la llamada comenzaron a tocar música en vivo. Lindo para quedarse, pero ya había terminado mi copa y estaba para partir. Ah! También tuve que pasar al toilette, sin ser el summum de la limpieza no estaba mal, pero fue otro detalle me llamó más la atención.
Ahora, que me encuentro en estas tierras que me han recibido con los brazos abiertos y llenos de oportunidades, tengo toda una ciudad por conocer, recorrer y descubrir, espero me acompañen en este nuevo tramo… Es más hace unos cuantos días, encontré un muy lindo lugar… Se llama The Orange Public House and Hotel (37 Pimlico Road, London SW1W 8NE). No sólo me gustó el nombre – es uno de mis colores preferidos y tiene una directa relación con otra nación que adoro – sino que la vereda estaba llena de gente linda tomando sus vinos, cervezas, fumando. Esa tarde tenía que hacer tiempo. Crucé la calle y entré…
Pero este lo dejo para el próximo post. Sólo tomé una Guinness y The Orange, tiene muchos detalles por revelar…
Braca
Algo Sibarita 