Hace bastante que no escribo, no por falta de ganas, sino un poco de falta de tiempo e inspiración… Voy a tratar de ponerme al día, valga la redundancia, en estos días…
Post Día de San Valentín al cual, nunca le dí bola y estando de novia, tampoco. Teníamos el sábado libre y fuimos a comer por ahí. Hace tiempo había leído sobre un lugar llamado Big Easy en King’s Road, cerca de casa, pero pasamos y nos dijeron que debíamos esperar aproximadamente 45 minutos por una mesa. Nos fuimos y encaramos para el lado de Fulham Road, donde supuestamente recordaba haber visto varios restaurantes cerca uno del otro.
Empezamos a jugar mi juego, elegido el número 8, caminamos y caminamos, pero no había tantas opciones como yo creía haber visto, por lo que, reduje el número a un 4, por lo que el cuarto restaurante al que llegáramos sería el elegido. Resultó coincidir con Luna Nuova (773 Fulham Road, SW6 5HA). Miramos el menú y las reglas son las reglas, por lo que, entramos.
Había un par de mesas vacías, pero daban justo a la puerta y la noche estaba fresca, así que pedimos otra. Nos acercaron las cartas, pasé por el baño ubicado en un desnivel pasando la barra, pequeño pero correcto.
Como suele ser en – casi – todos los restaurantes italianos por aquí, las opciones de cervezas no son amplias y siempre hay Peroni, unas de las cervezas italianas más populares. Ya sentados en un mesa junto a la pared, optamos por un par de checas Budweiser Budvar. Pedimos aceitunas para arrancar, imaginándome que serían sicilianas, no las podía dejar pasar. Además nos dijo la moza que eran de cortesía, mejor aún!.
Para beber, elegimos un Sangiovese de Poggio della Quercia IGT Rubicone de Conti, Venecia. Y nos trajeron las aceitunas, sí, sicilianas. Verdes, sabrosas y carnosas, un manjar. Voy a viajar a Sicilia solamente para comer kilos y kilos de aceitunas.
Leí varias veces el menú y no terminaba de decidirme. Asi que opté por un especial del día Homemade Crab Meat Ravioli – Ravioles Caseros con Carne de Cangrejo y Adam, por una Spigola al Forno, Whole Sea-Bass cooked with garlic, cherry tomates, rosemary and white wine served with daily vegetables – Róbalo/Lubina entera cocida con ajo, tomates cherry, romero y vino blanco servida con vegetales frescos.
Cuando mi plato llego pensé que me habían estafado y me iba a ir con hambre, eran 5 ravioles. Pero tras terminar, debo decir que la salsa ayudó a llenarme. Estuvo todo muy rico, los vegetales en la cocción justa, el pescado en su punto justo y los sabores no se confundían. Para rematar, el postre. Tiramisú. Una porción a la italiana, bien generosa.
Nos fuimos bien atendidos por el staff, llenos y contentos de la Luna Nueva, 3½ Bracas. Para volver, en algún ocasión que ande por el barrio…
Prezzo Restaurants, (35 Kensington High Street, W8 5BA) ubicado en una pequeña y pintoresca callecita, fue una recomendable opción para cenar un día de semana y un poco tarde. Pasadas las 22:30 llegamos, estando el lugar casi vacío, elegimos una mesa con sillones de un lado de la mesa y silla del otro.
Decoración minimalista, mucha iluminación, no es un espacio acogedor pero tampoco invita a levantarse e irse. El servicio no descolló en simpatía, pero probablemente se debía a la hora, igual no vale la excusa.
Arrancamos con unas aceitunas marinadas y no puedo recordar que vino tomamos. Perdón, mala mía!.
Pedimos una de las Executive Pizza de Prawn & Lobster, King Prawns and Lobster, béchamel sauce, grilled courgettes, cherry tomates and roasted peppers – Langostinos y Langosta, salsa bechamel, calabacines grillados, tomatos cherry y pimientos asados.
La pizza estaba muy buena, grande, yo pensé que iba a ser mucho más chica, para los dos alcanzó. La masa finita, bien crocante y bien condimentada, los ingredientes frescos. Pulgar para arriba! Y para terminar, Cheesecake! Consistente, buena porción, eficiente como postre.
El baño, de dimensiones ajustadas, se lo encuentra saliendo del salón, bajando un pasillo por escalera, cerca de la cocina, me dió la sensación de estar entrado a otro edificio.
3 Bracas para Prezzo, es un sitio para ir a comer decentemente por un precio amigable, más aun considerando la zona en el que se encuentra. No lo recomiendo para salidas románticas a la luz de la vela, porque, justamente, no hay velas…
Y para finalizar con el post de hoy, el último de esta saga de restaurantes de comida italiana, es un lugar al cual no voy a regresar. Forty Dean Street (40 Dean Street, Soho, W1D 4PX).
Aquella noche, encaramos para el Soho porque dás antes, había ido a la casa de Yamaha, en busca de unos cables para mi flamante piano y había visto alrededor de la Dean St. un montón de lugares, súper trendy, modernos, lindos. Sin embargo, cuando fuimos esa noche, no los encontré o me los pasé de largo, no sé. Cuestión que jugamos a mi lotería de elegir un número y Adam hizo trampa, el lugar que coincidía no le gustó y elegimos uno de un par que estaban cerca. Nos recibió una italiana y mientras iba al baño, pedimos una mesa. Los toilettes, olvidables.
Nos habían dado una mesa redonda al lado de la barra. Tras rechazar un par de opciones de vino, nos quedamos con un Rioja Crianza 2006, Dominio Di Nasarre, bien robusto.
Luegos, nos pidieron si podíamos hacerle el favor de ceder nuestra mesa a tres llamativas señoritas y nos mudaron a una mesa para dos, más pequeña, donde tuvimos que hacer malabares para poner la entrada que ya habíamos ordenado, Antipasto with Italian Cured Meats, Pickles, Pecorino Cheese & Bruschetta – Antipasto con embutidos italianos, Pickles, Pecorino Queso y Bruschetta. Un dadivoso plato con productos frescos y bien presentados. Era para compartir, por lo que debía ser abundante.
Luego, los principales fueron Spaghetti with Fresh Lobster, Cherry Tomatoes in Lobster Bisque – Espaguetis con Langosta Fresca, Tomates Cherry Langosta Bisque y Linguine Pasta with Fresh Seafood, Cherry Tomatoes & Brandy Sauce – Pasta Linguini con Frutos de Mar, Tomates Cherry en Salsa de Brandy.
La comida llegó rápido, imagino más que nada porque el encargado se habrá sentido mal por habernos cambiado de mesa. De haber sido ingleses, eso le hubiera costado las bebidas o postres gratis, nosotros fuimos más amables.
Los platos estaban bien presentados y en sabor estaban correctos. Mi salsa, un poco picante por demás, pero como siempre me pasa, yo soy bastante cobarde para lo picante.
El decorado en sí, deja bastante que desear y podrían cuidar mejor los detalles, como las ventanas desgastadas y la pintura descascarada. La música, horrenda, para un restaurante, mezcla de punchi punchi para discoteca y volumen por demás elevado que dificultaba bastante la conversación. El servicio estuvo por momentos cortés pero exagerado y una vez que habíamos pagada la cuenta no pasaron más por la mesa.
2½ Bracas. Ni la peor, ni la mejor experiencia en una noche de sábado por el enérgico y animado Soho londinense, pero que podría haber estado sobresaliente…
Braca